A puertas de una nueva etapa
Macarena coge un lápiz, se sienta frente a la ventana. La brisa del mar matutino roza sus mejillas. El sol no brilla, se esconde bajo esa capa gruesa de nubes grises. El viento corre y trae el sonido de los autos, la emoción de los niños al volver al colegio y la voz del reportero del noticiero de la vecina. No siente frio a pesar de ser una mañana de invierno en Lima donde la temperatura fluctúa entre 11 y 14 grados. Tiene el alma helada pero el cuerpo caliente. Ha sido un fin de semana de charlas, experiencias y reflexiones. Verdades recibidas y mentiras dichas. Un fin de semana donde lo bueno era dejarse llevar y fluir. Hoy lunes, todo es diferente. En su mente aparecen miles de interrogantes que son calladas por el ruido de las palabras. Ese viaje se aproxima, o quizás ya llevo; quizás esa próxima travesía a un paradisiaco lugar tan solo es algo físico. Pues su ser esta lejos cerca a la cordillera donde disfruta sentir la maravilla que tiene al lado. Retornan las imágenes de los últimos 15 días, está en una habitación pequeña con dos puertas y sin ventanas, el color salmón de las paredes le recuerda su pasado y el aroma de la cama los instantes del presente; una combinación de café, cigarros y colonia de bebe. Cae una lágrima, y no sabe si es parte de su fantasía. Esa historia de princesas y sapos, donde la magia es invisible pero percibida, los colores tienen significado y no hay nada más allá de los ojos de un viejo lobo. Cierra los ojos y los olores aparecen, los abre y tiene un nuevo pretendiente. Vuelve a cerrarlos y las imágenes se deforman, no son claras ni tampoco borrosas; sabe quien está en su mente y no se atreve a decírselo de frente. No a él, capaz de mostrar lo que esconde, que no necesita quitarle la ropa para que ella se sienta desnuda, ese que colgado en la pared le muestra la realidad que ella interpreta, ese es el: un espejo. Y ella la protagonista del libro que tiene en la mano, que empezó a escribirlo hace aproximadamente 10 años.
Son las 11.49am, los perros ladran, la pintura lista para ser usada. Hoy va a remodelar su casa, con nuevos tonos y matices, cambiara la posición de los sillones, las mesas y los adornos. Pretende crear una atmosfera más propicia para lo que acontecerá en un par de días. Úrsula abre su cuenta de correo, en el buzón hay 7 mensajes. Dos de empresas, cuatro de propagandas y uno de la universidad, mas ninguno de él. Se queda en silencio, no tiene nada que decir. Todo ocurre adentro, en la dimensión del caos. No quiere definir lo que en verdad sucede, sin embargo los últimos acontecimientos y las próximas experiencias dependen de ello. Sabe que si no da ese paso no podrá sentir el calor corporal, la tersura de la piel y el roce de los labios de aquel nuevo prospecto. Sabe que si ocurre aquello, no volverá a ser la misma, esa leona de cabellos oscuros y ojos penetrantes. Sabe que él está lejos, no solo en distancia sino con otra; lo intuye y no hay nada más potente que el sexto sentido de una mujer. Úrsula camina despacio entre las cuatro paredes de la habitación, prende un incienso y pierde la mirada tras la ventana. Su mente la confunde y el cuerpo la delata… ¡Quiere más! Acaloradas conversaciones, miradas de complicidad, sensaciones de pertenencia e instantes de soledad. Momentos de libertad, espacios compartidos, metas trazadas y caminos enlazados. Quiere a alguien pero le fascina estar sola. Interpreta miles de personajes… la hija, la amante, la empresaria, la estudiante, la puta, la amiga, la hermana, la cómplice y la enemiga. Es todo y a la vez nada, prisionera de ella misma. Capaz de crear un paraíso y hacerte sentir en el infierno. Se saca el antifaz que utilizo esta última semana, son dos más a la lista. Se siente poderosa tras las conquistas y a la vez una cobarde porque no pudo ser ella misma.
Son las 11.49am, los perros ladran, la pintura lista para ser usada. Hoy va a remodelar su casa, con nuevos tonos y matices, cambiara la posición de los sillones, las mesas y los adornos. Pretende crear una atmosfera más propicia para lo que acontecerá en un par de días. Úrsula abre su cuenta de correo, en el buzón hay 7 mensajes. Dos de empresas, cuatro de propagandas y uno de la universidad, mas ninguno de él. Se queda en silencio, no tiene nada que decir. Todo ocurre adentro, en la dimensión del caos. No quiere definir lo que en verdad sucede, sin embargo los últimos acontecimientos y las próximas experiencias dependen de ello. Sabe que si no da ese paso no podrá sentir el calor corporal, la tersura de la piel y el roce de los labios de aquel nuevo prospecto. Sabe que si ocurre aquello, no volverá a ser la misma, esa leona de cabellos oscuros y ojos penetrantes. Sabe que él está lejos, no solo en distancia sino con otra; lo intuye y no hay nada más potente que el sexto sentido de una mujer. Úrsula camina despacio entre las cuatro paredes de la habitación, prende un incienso y pierde la mirada tras la ventana. Su mente la confunde y el cuerpo la delata… ¡Quiere más! Acaloradas conversaciones, miradas de complicidad, sensaciones de pertenencia e instantes de soledad. Momentos de libertad, espacios compartidos, metas trazadas y caminos enlazados. Quiere a alguien pero le fascina estar sola. Interpreta miles de personajes… la hija, la amante, la empresaria, la estudiante, la puta, la amiga, la hermana, la cómplice y la enemiga. Es todo y a la vez nada, prisionera de ella misma. Capaz de crear un paraíso y hacerte sentir en el infierno. Se saca el antifaz que utilizo esta última semana, son dos más a la lista. Se siente poderosa tras las conquistas y a la vez una cobarde porque no pudo ser ella misma.
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