El autoconocimiento y la espiritualidad en el trabajo

¿Quién eres? No eres tu nombre, no eres tu profesión, no eres tampoco un tratado filosófico, ni siquiera un concepto religioso. Definir quién es uno mismo puedo tomarnos toda la vida. Esta es una de las preguntas más profundas que todo ser humano se hace. Como toda pregunta nos transforma, nos enraíza, nos revuelca y nos deja libres. Cuantas veces hemos visto a nuestros hijos, amigos, parejas y familia nerviosos y con miedo haciendo cosas que realmente no quieren hacer solo por satisfacer a alguien más y siempre terminamos diciéndole la típica frase “sólo se tú mismo”.Y sabes porque terminas con esa respuesta. Por el término “sólo”que implica que aparentemente es algo simple por hacer. Sin embargo siempre hay una sensación de resignación, porque siempre queremos ser nosotros mismos pero simplemente a veces no sabes como serlo.

Actualmente la sociedad esta tan cargada de mensajes de “se igual a”que dejamos de lado nuestra propia individualidad. Por el contrario cada vez que alguien trata de “ser único” su mismo entorno le dice que es una idea loca, que se le safo un tornillo, que es tonto al pensar así. Sin embargo existen personas que lograron pasar esa gran valla y vaya que les fue bien. Son casos de éxito. Personas que se atrevieron a romper su propio paradigma y ser auténticos. Ir más allá de los prejuicios y estereotipos de la sociedad e implantar su propia visión de la realidad. Si bien el enfoque que normalmente tenemos de ellos es que fueron personas que trabajaron mucho, se esforzaron y con persistencia consiguieron lo que buscaban. Todo su éxito proviene de un simple acto. De una pregunta. Se preguntaron de corazón quienes eran y hacia donde querían llegar. Todo cambio profundo viene de la acción. Toda reflexión viene de una pregunta y toda acción de una reflexión. Todo empieza por una pregunta.

 Entre las personas exitosas existe un patrón y es que es que Ellos reconocieron el extraordinario don que recibieron y lo ponen en servicio de sus metas. Ahí la clave de su éxito. Todos venimos completos con un conocimiento específico, un don distinto. Esto no determina tu opción de empleo sino define la forma como hacerlo.

Pongamos un ejemplo Steve Jobs, dejo la universidad más grande de Los Estados Unidos para ir a armar letras en un ordenador. Su entorno lo creía loco en aquella época, pues bueno ese loco vivió su sueño y no se amilano por las circunstancias. Valoró cada paso en el camino al éxito. Sabía que todo acto formaba parte de un gran reto. Para tener esa fortaleza conocía sus habilidades, destrezas, debilidades, realmente se conocía y por eso sabía muy bien hacia donde quería llegar. Había descubierto el secreto de la frase “si la vida te da limones haz limonada”. Va a sonar básico pero lo que este personaje hizo fue que  simplemente reconoció que tenía limones en su vida, no naranjas, ni peras y por eso al tomar acción sabía que el resultado que tendría sería una limonada.  

Para alcanzar el éxito uno debe ser  extra- ordinario. Ir más allá de lo “común”, de lo ordinario, de lo que uno estable como “común”. Debemos brillar, ser radiantes, y tener  luz propia. Y de esto se trata la individualidad. No tener miedo a ser nosotros mismo, a romper esquemas y paradigmas. Las personas que tienen miedo de ser ellos mismos, trabajan para gente que no tiene ese miedo El trabajo de todo individuo sobre la tierra es ser único, ser tú mismo. Es ser bueno siendo tú y los demás siendo los demás.

Ahora aterricemos estas ideas al entorno laboral y a esto yo lo llamo la espiritualidad en el trabajo. Cuando abordo este tema me imagino que lo primero que se les viene a la mente es que es un tema para hippies y gente ineficiente que no podrá soportar las cargas de trabajo, por ende los resultados que obtendrán serán muy por debajo de lo esperado. Pero realmente de que estamos hablando con respecto a espiritualidad? Estamos hablando de SABER CONOCERSE. Conocer tu cuerpo, tus emociones, tus pensamientos, tus metas, tu entorno, tu pasado y tu presente. Es conocerse para conectarse a algo más, algo mayor y eso significa involucrarse. Y bueno de eso se trata la nueva administración. Buscar un compromiso de los colaboradores para alcanzar la meta establecida. Pero no olvidemos el paso previo ellos necesitan conocerse.

Actualmente en el trabajo establecemos rangos y parámetros a nuestros colaboradores, tratamos que todos estén en un mismo nivel de rendimiento. Reforzamos acciones positivas y hacemos notar los errores. Creemos que el trabajo en equipo implica estar todos “alineados y en rumbados”  en un mismo fin. Para llegar a eso es necesario aprender a ser como una orquesta. No se le llama orquesta a un solo músico así este toque miles de instrumentos; una orquesta es tener en armonía entre más de dos agentes. Es aceptar las diferencias del otro, saber quién es  y saber quién es el otro y saber como conectarse con ello.

Muchas veces tratamos a nuestros compañeros de acuerdo a los logros que obtienen. Y esto genera que empezamos a encasillar a las personas de acuerdo a lo que hacen. Establecemos perspectivas fijas de las personas y las consideramos “así”: ella ES “SINCERA”, ES “ALEGRE”, ES “RESPONSABLE”, etc.  Sin embargo cuando estas personas actúan de manera opuesta nos sorprende y tendemos rápidamente a dudar de sus capacidades. He ahí el problema. Tus colaboradores son más de lo que hacen, dicen o expresan. Son únicos y  debemos valorar su individualidad. El reto de todos los nuevos agentes relacionados al capital humano es saber como ayudar a sus colaboradores a conocerse y potenciar sus dones.

Puedes ir de atrás hacia adelante. Empezar por saber que les gusta y que no. Cuáles son sus fortalezas y sus debilidades. Saber sus habilidades y destrezas y hasta sus limitaciones. Pero es necesario que vayas más allá de lo evidente. Que conozcas a esa persona, que te conectes con ella. No es suficiente ser agradable, es llegar a desarrollar la empatía y la compasión

Y bueno llego la parte práctica de este escrito. Tres consejos para desarrollar la empatía y la compasión
para llegar a ser auténtico:
1)      Haz una lista de 100 gracias,
2)      Haz sonreír a alguien que no conoces
3)      Ten una frase que te identifica en tu escritorio.

Te invito y te reto a que implementes la famosa espiritualidad en tu trabajo. Se un agente diferente. Marca la diferencia. Avanza hacia el futuro.

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